Menstruar, muchas veces cuando escuchamos esa palabra, la mayoría de las féminas hacen una mueca con la boca o fruncen el ceño al recordar esos días en donde nos desangramos sin morir, esos días en que la sangre nos raspa nuestras paredes uterinas y nos provoca desde una pequeña molestia hasta un gran dolor punzante y constante, en donde sentimos que botamos un rió de sangre entre las piernas al levantarnos bruscamente o caminar.
La pérdida de sangre que se da en una mujer cada mes, le hace pasar de, aproximadamente, 4,5 litros de sangre circulante a 4 litros . Esa baja de glóbulos rojos hace que haya una menor oxigenación en todo el cuerpo y lo que más se afecta es el cerebro. Esto explica el cansancio, la debilidad y la somnolencia que se dan en esos días.
Todo esto ciertamente no le da a nadie una buena percepción de la menstruación, y es aceptable, sobretodo para nosotras, no tenerle mucho cariño por las sensaciones y molestias que sentimos aquellos días.
Pero el problema no es ese, sino que actualmente la menstruación ha sido botada de su trono, de su jerarquía sagrada, ha sido discriminada y catalogada como algo vergonzoso de expresar, todo gracias a la cultura patriarcal en la que vivimos, en esta sociedad falocentrista que nos inculca desde pequeñas sentir vergüenza de los procesos de nuestro organismo, incluso de nuestros cuerpos ''no perfectos'' según esta sociedad enferma y ciega.
La siguiente frase: ''Estoy en mis días'' nos deja en claro que socialmente, a la mujer se le ha obligado a tener vergüenza y ocultar su estado de renovación y purificación que es la menstruación, esa simple frase ''inocente'' camufla nuestro estado de sangrado y que estamos pasando por días de total introspección, aunque sea de manera inconsciente.
Antiguamente, la menstruación era sagrada hasta hace unos cinco milenios, en los tiempos en que las culturas eran matriarcales, y no era anhelada por tener un atraso, sino que era anhelada por ser el momento perfecto para liberar y recibir la energía de la luna y la tierra.
Esta interacción macrocosmos y microcosmos nos hace sentir nuevas, livianas y limpias interiormente. De esta interacción se dice que la luna influye en nuestro ciclo menstrual, y razón hay en eso, pues somos agua, La luna rige el movimiento de los líquidos corporales. Su influjo tiene tal fuerza que gobierna el movimiento de los océanos. El ciclo de la fertilidad y el parto también se acompasan con el ciclo de las mareas.
Desde siempre se le ha relacionado a la menstruacion con el ciclo lunar de 28 días que pasa por cuatro fases: Luna nueva, creciente, llena y menguante. Estudios estadísticos actuales confirman que la relación del ciclo menstrual con los cambios de la luna no es un mito. Los índices más elevados de concepción y probablemente de ovulación se producen en la luna llena o los días previos. de ahí el dicho, las mujeres somos la luna.
Todo lo anteriormente mencionado, muchas mujeres lo ignoran o simplemente se burlan del ''rollo místico'' con el que algunas personas asocian a la menstruación, lo cual es algo muy triste y que provoca una gran herida en nuestro inconsciente, el no darle importancia hace que se pierda nuestra esencia femenina, no esa ''esencia'' que nos muestra los estereotipos, sino que la esencia ancestral, matriarcal, de mujer libre y en un estado de amor propio incondicional.
La diosa se ha perdido, ha sido enterrada y olvidada, para dar paso al Dios todo poderoso, omnipotente y omnipresente, un Dios que no es híbrido, que no comparte esencias y que saca a la mujer de la costilla de un hombre. Esa idea de Dios ha destruido civilizaciones, le ha quitado el poder a la mujer y ha roto el vinculo femenino-masculino del ser humano.
La mujer es la sumisa perfecta de esta sociedad patriarcal, ha sido violada psicologicamente desde que son crias, con el simple hecho de vestirla de rosado y al hombre de azul. ha sido obligada a ser algo no que no es, interviniendo su cuerpo de una forma monstruosa, triturando huesos y quitando carne.
Todo esto hace que la mujer sienta vergüenza de si misma y frustración por tener que lidiar con un ''tabú mensual'', que es la menstruación. Por lo tanto, cuando sientas que la sangre cae por tu vagina, recorriendo tu útero, hasta tener contacto con tus muslos, piernas y tierra, siente la libertad de ser mujer, de entregar y recibir energía, tanto de la tierra como de la luna, siéntete poderosa y ama tu persona por tener esa capacidad de auto-desintoxicarte y de renovarte, tanto externa con internamente.
''Cuando muere un feto nace un bebe
Cuando muere una niña nace una mujer
Cuando muere tu pasividad nace una liberadora
Cuando muera tu ingenuidad nacerá una visionaria.''